Diálogos del Corazón es un movimiento...


A veces las cosas simples nos atraen. Un paseo por un parque, un hermoso árbol, un atardecer o el pequeño polluelo en el nido. Quizás estemos un poco cansados de la avalancha de información a la que tenemos acceso en esta época, de tantas teorías, planteamientos y esfuerzo por entendernos a nosotros mismos, por entender y explicar la realidad que nos rodea. Y necesitemos encontrar ese bálsamo, remanso de paz o lugar de armónico reencuentro con nuestra esencia. De manera simple, sosegada y profunda, que no tiene tanto que ver con lo que sucede afuera nuestro, sino más bien del estado interno del cual surge nuestra mirada.

Encontrar ese gozo de compartir, de compartirnos y reconocernos, sin prisas, sin apuro, con atención y presencia. ¡Que hermosas suenan esas palabras, y cuánto nos cuesta en ocasiones llegar a este punto de armonía con nosotros mismos, y con las personas que nos rodean! Cada uno con nuestras peculiaridades, con nuestros anhelos, con nuestros esquemas mentales consolidados a través del tiempo… Y, sin embargo, con el mismo propósito, con la misma aspiración interna de llegar a un punto de entendimiento con el otro.

Diálogos del corazón es un movimiento, una posibilidad más de reencontrarnos y reconocer nuestros anhelos comunes, desde lo sencillo, lo cotidiano. Simplemente sentarnos a dialogar en una mesa, en el salón, o en una sala donde no existan ponentes y público, donde no existan nacionalidades o colores de piel, donde no existan “mis creencias” frente a “tus creencias”. Donde se cree un espacio en el cual nos podamos contemplar como contempla un niño, con atención, interés e inocencia, con voluntad de descubrir y aprender de los momentos que la vida nos brinda, de la oportunidad de estar juntos, sin otra pretensión que intercambiar nuestra forma de ver las cosas, con amabilidad.

Qué sencillo escuchar al otro, y a la vez ¡que costoso! Escuchar de verdad, sin pretensión de corregir, rectificar o cambiar nada. Solamente escuchar, mirar, observar sin la rémora de las palabras, del pensamiento propio. Entrar en el mundo del otro, no solo con reverencia y respeto, sino con amor, para descubrir qué parte nuestra nos está ayudando a ver e integrar. Escuchar no desde la mente, sino desde un silencio profundo que surge del corazón, de esa parte o estado de conciencia en el cual empezamos a atisbar la unidad, la fraternidad de la raza humana. Quizás estemos cansados ya de batallas. Quizás estemos cansados de enfrentamientos, quizás nos hemos rendido y surge en nuestro interior la certeza fuerte de que existe otro camino. Otra manera de hacer las cosas, otra manera de sentir, de relacionarnos. No, nunca hemos tirado la toalla, ni lo vamos a hacer. Porque en el fondo, y a pesar de lo que aparentemente pueda suceder, sentimos el inquebrantable empuje del amor, luz y voluntad al Bien que yace eternamente en el interior de la raza humana. Y cada mañana nos levantamos dispuestos a encontrar el camino que nos lleve descubrir estos bienes inmortales en nuestra vida, en lo más simple y cotidiano, en lo más cercano.

Diálogos del Corazón es una invitación a recorrer juntos un trecho de ese camino, intercambiar experiencias, sueños, dudas, debilidades y fortalezas. Un espacio en el que nuestras manos se puedan unir, nuestras palabras entrelazarse con calma, nuestros miedos o barreras descansar, porque nos damos cuenta de que no nos son necesarias. Porque el otro, a quien tengo enfrente, soy yo mismo. La Vida misma manifestándose por doquier en multiplicidad de formas. Démonos este espacio para reconocernos, para escucharnos, para darnos cuenta de que otra forma de percibir y relacionarnos es posible. Sí, es posible.

Carmen Barber

No hay comentarios.:

Publicar un comentario